Lazos de invierno
Es noviembre y el contraste de colores supera al ya existente entre hayedos y pinares en los altos valles navarros.
Una primeras nevadas recuerdan la gran variabilidad de la atmósfera con el aumento de la altitud. El paisaje, digno de comparación con un escenario nórdico, se vuelca en el silencio y el misticismo.
Son el frío, la nieve, el viento y la tenue luz del día quienes brindan el privilegio de la soledad. La montaña muestra su cara más salvaje y se aparta del barullo turístico tras el periodo estival.
Donde los refugios de montaña invitan al resguardo del clima pirenaico. Y mientras tanto, con la ausencia de quitanieves, las carreteras permanecen en silencio y el descenso del valle lejano.
Una historia para Casas Rurales de Navarra.